miércoles

Retazos [VII]

—¡No me digas que me comprendes! —le grité—. ¡No sabes nada! ¡¡Nada!! —Me besó.
Me quedé helado. Podía sentir sus suaves labios contra los míos, podía oler el jazmín que perfumaba su cuello. La besé con más fuerza y finalmente me separé de ella.
—¿Por qué has hecho eso? —respiré con dificultad, intentando pensar.
—Yo… —se le quebró la voz y me miró, implorante—. Lo siento. Te aprecio mucho... —Se me hizo un nudo en la garganta—, casémonos.

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